Hay un dicho muy común en México que dice “Al ojo del amo, engorda el caballo”
El anterior dicho, sin duda es un claro ejemplo de la diferencia que puede existir entre un negocio donde el dueño está pendiente y presente o no.
Sin embargo, suele pasar que en lugar de enfocarnos en estructurar la empresa para que pueda seguir operando sin la necesidad de que el dueño permanezca siempre al pendiente de la operación, se establezcan las condiciones para que pueda seguir funcionando con éxito.
¿Cómo lograr que el “caballo siga engordando”, sin que el dueño tenga que estar sujeto a él en todo momento?
Un negocio o cualquier organización pasa por varias etapas desde su creación, las cuales según Neil Churchill y Virginia Lewis son al menos cinco: Existencia, supervivencia, éxito inicial, éxito formal (crecimiento o arranque) y madurez o crecimiento potencial. Sin descartar, desde luego, su cierre o muerte de la misma.
La participación del dueño será más demandante (casi permanente) en la primera etapa, en la que, si se descuida, la organización dejará de existir y, de hecho, muchos de los pequeños negocios siempre permanecerán ahí hasta que el dueño se retira y cierra.

Para romper esta mala práctica, es necesario que la visión del emprendedor siempre se esté actualizando, que se plantee nuevos objetivos y que conozca las necesidades de la empresa, según su etapa para que vaya enfocándose en resolver las mismas. Una de ellas sin duda será conseguir personas a quienes puedan delegar funciones, a la par con la tecnología de información (TI) que les permita tener acceso a información precisa mediante la cual pueda saber cuándo se requiere de su intervención en la empresa y así dejar de ser indispensable para todo. Si necesitas conocer la etapa en la que se encuentra tu empresa y definir estrategias para continuar creciendo, dejando de ser esclavo de tu negocio, ¡contáctanos, nosotros podemos ayudarte!